Línea de Tiempo "Obras y autores" Alfredo gangotena

  • El agua

    El agua
    Navegante,
    ¡Almendra del navío!
    La mirada acorralada por tantos brillos,
    Amianto y témpanos vivos de la estrella polar. El arco metálico arranca de las ramas astrales
    El lino de las cataratas.
    ¡El hielo de las cabezas sobre la esfera
    Que sonará una voz sin nombre! ¡Bah, la luna en su plenitud!
    El asalto guerrero de las llamas
    Que me libra de la sima de espuma
    Y de las jaulas de plata.
    La campana gotea, ¡ay! en la clepsidra:
    En mí las sílabas del otro, virtuales y explosivas.
  • La tempestad secreta

    La tempestad secreta
    IV. Estás ahí en medio de la noche, Señora,
    Aparecida en el instante, Señora, en medio del invierno de mi noche. Me he dicho entonces: «Si bien recuerdo, Alejandro fue un gran capitán. «Y el rey Salomón vivió solemnemente como un gran rey.»
    Mas me tiene sin cuidado Alejandro y no soy el rey Salomón.
    Y no tengo nada, nada que decir de la reina de Saba.
    Pero a vos, alta y bella, Señora, ¿tendré la memorable suerte de interrogaros?
    Muchas gentes me rodean: amigos y parientes,
    Yo lo admito.
  • amotinado

    amotinado
    ¡Ah, risa loca!
    ¿Henos aquí tus compañeros
    Ilustres en la ciudad de los políperos?
    ¡Dispara y modela la línea de nuestra muerte! Anda, corre y toma entre los astros tu noble impulso.
    ¡La tierra para nosotros! ¡Y en nuestra angustia
    Más bien el cieno de los cerdos
    Que el hueso que flota
    Como leño podrido del alud! Escucha cómo, avarienta, la oreja ronca,
    Encenegada, después de los calados.
    Pero cuídate, sostén de nuestro amor:
    Los perros que te rodean
    Sabremos allanar los caos y los letargos.
  • Orogenia(bebe turbia)

    Orogenia(bebe turbia)
    Escucho tus ondas, inefable noche, tu soplo, oh reina del sueño, en mi urbe.
    La oda comienza: que muja en mí la imprenta.
    ¡Funde este orden, ácido rojo del estío!
    Y que yo palpe las verdes ancas de la pradera. La imagen del Espíritu Santo se inflama detrás de las vidrieras;
    Sus bordadas alas de amor penden de las extremidades del dintel, Y las umbelíferas sombras de miel se abrasan y me penetran,
    Sus sombras ardientes y jadeantes en torno de las flores: pentecostés de mis padres,
  • El hombre de Trujillo

    El hombre de Trujillo
    Te visito y te imploro en el sueño, mi esposa ignorada.
    Yo me consumo y me abraso en las soledades tórridas y en la avidez de mi amor.
    Oh mujer, vengo a mitigar y aplacar mi angustia
    En la querencia de tu inocente claridad. ¡Salud, mar vegetal!
    Mar jadeante que suspiras y te derrumbas en las trombas argénteas de la aurora. No obstante que murmuran en la espuma de su lino
    Las velas desplegadas de las carabelas,
    Escucho, astros en el éter, vuestro mensaje labial y lejano.
  • ausencia

    ausencia
    Los ángeles esperan, afuera, mi frente.
    Los ángeles, a merced del viento, en la escarcha, como blancos párpados ansiosos,
    Baten alas. Queman el sueño en la casa de la negrura.
    Y las luces del cielo, las luces de la arena, vibran juntas en la espera. ¿Mis manos? ¡Abiertas, descuartizadas, abiertas en la sangre!
    Las puertas de mi soledad golpean en los espejos del viento.
    Y todas las hojas nacidas de la Naturaleza,
    Que velan en torno sobre esta luz de tristeza y ansiedad.
  • Yocasta

    Yocasta
    Y heme aquí la espera ardiente
    nacida en la arena del desierto. Voy de soslayo como lo hacen las tempestades,
    toda mi sangre recogida en mí mismo.
    Ansioso viajero, en las olas graves, Voy hacia ese país, lejos de todo espíritu.
    Viajando por el sendero, por fin reconozco tu voz en un suspiro.
    ¡Oh selva transparente, oh selva, tus vientos primordiales han hecho nacer
  • Crueldade

    Crueldade
    medianoche que zozobra.
    A decir verdad oigo golpear,
    pasos insólitos golpear la pesantez de la sombra.
    Temibles, inesperados, estos pasos
    cuya gravedad sonora me estremece hasta en la intimidad más guardada de mi espíritu.
    Vestido de púrpura me suspendo perplejo en esta
    medianoche que zozobra. El cielo, en su fluidez mental, persiste en reconstruirme las
    modulaciones de este llamado.
    Mis ojos se empañan de lágrimas.
    ¡Es Ella, pero Ella! sin lugar a dudas
  • Noche

    Noche
    Mi semblante sumiso en la extirpación de las palabras,
    Mis manos esparcidas en el horror.
    Todo en sombras, arisco, fluyente y transido
    De los fríos sudores que he sangrado en mi noche. Mis ojos asesinados transpiran su lodo contra los muros.
    Mis fláccidas axilas de ningún modo me han sostenido.
    ¿Para qué frecuentar vuestras opulentas moradas?
    Os dejo en gran duelo, nativos fantasmas. Escuchadme: no puedo dejar de ajustarme
    A la onda musical de vuestros sospechosos escarceos
  • Agonías de un Caribú

    Agonías de un Caribú
    Bajo el paso incierto y vegetal de angustia,
    Levanto el polvo de la nada.
    Toda pupila emerge
    en esta soledad suspensa,
    Toda concentración oscura,
    En violencia tal
    De hacinamiento y llama pura entre las rocas. La luna atenta y circundada
    A su vez aclara
    Aquel espacio de su prenda
    Fluente y nemoroso.
    Atormentados cascos van a mengua
    Redoblando el eco
    En mil contornos de la estéril claridad polar.