Historia del anime

  • ¿PRIMERA ANIMACIÓN?

    ¿PRIMERA ANIMACIÓN?
    La primera manifestación de la animación en el país nipón de la Animación, Katsudō Shashin, está fechada en el año 1907. Se trata de un pequeño fragmento de 4 segundos de duración descubierto en 2005.
  • FUERA DE JAPÓN

    FUERA DE JAPÓN
    Para el cine de animación, el celuloide es un material indispensable, pero en Japón no se fabricaba. El celuloide comenzó a distribuirse con profusión en Estados Unidos a finales de 1914 con los trabajos de Earl Hurd, quien además lo patentó.
  • EL TERCERO

    EL TERCERO
    Shimokawa y Kitayama comenzaron la realización de sus películas en 1916, coincidiendo con la puesta en marcha del dibujante de manga de corte político Sumikazu Kouchi, que por encargo ahora de la compañía Kobayashi Shokai, estrenaría en junio de 1917 Hanawa Hekonai, Meitō no maki —literalmente Hekonai Hanawa y su nueva espada—, con un samurái como protagonista
  • PIONERO

    PIONERO
    Sin embargo, fue la compañía Tennenshoku Katsudō Shashin (Tenkatsu) quien produce la primera manifestación significativa, al encargar en 1916 al dibujante de manga Ōten Shimokawa una película del género
  • MAESTRO MURATA

    MAESTRO MURATA
    Como producto de importación, el celuloide era muy caro en Japón, por lo que en su lugar se empleaba una especie de cartulina sobre la que se dibujaban los personajes, que luego se recortaban y fotografiaban —animación con recortes—. Murata era un maestro de esta técnica y no tenía nada que envidiar a sus competidores que usaban celuloide. Como título más representativo de animación con recortes destaca su [[Tsuki no miya no Oujo-sama] —literalmente La reina del Castillo de la Luna, 1934—.
  • EL INICIO

    EL INICIO
    Ōten Shimokawa consiguió realizar el que se considera el primer filme de animación japonesa, Imokawa Mukuzō Genkanban no Maki —literalmente Mukuzo Imokawa y el guardián de la entrada—, estrenada en enero de 1917.
  • COMPETENCIA

    COMPETENCIA
    Por su parte, el pintor de estilo occidental Seitaro Kitayama, interesado por las películas extranjeras de animación que veía, presenta un proyecto de realización propia a la compañía Nippon
  • EXPORTACIÓN Y AVANCES

    EXPORTACIÓN Y AVANCES
    Kitayama, que en 1917 llegó a realizar hasta diez películas, presenta ese mismo año una película basada en el personaje infantil Momotarō, que consigue exportar a Francia, convirtiéndose en el primer producto de animación japonesa que llegó a occidente.
  • USANDO NUEVA TECNOLGÍA

    USANDO NUEVA TECNOLGÍA
    El primero en utilizar en Japón el tan preciado celuloide para el cine de animación fue Kenzō Masaoka, nacido en una familia adinerada de Osaka. Tras estudiar dibujo en una escuela de artes, inicialmente entra en el mundo del cine como actor, abandonando poco después en favor de la realización de dibujos animados. Su primera película fue Nansensu monogatari dai ippen Sarugashima —literalmente La absurda historia de la isla de los monos, 1930—, acerca de un muchacho criado por un mono.
  • OTRO DE LOS ALUMNOS

    OTRO DE LOS ALUMNOS
    Yasuji Murata ingresó en la recién formada Yokohama Cinema Shokai, en principio dedicada a la importación de películas extranjeras. Murata comenzó a trabajar allí pintando esporádicamente murales de películas para los cines, pero el presidente de la compañía le contrató como empleado fijo al ver su talento para el dibujo.
  • EL ALUMNO SE VUELVE MAESTRO

    EL ALUMNO SE VUELVE MAESTRO
    Sanae Yamamoto, cuyo nombre original era Zenjiro Yamamoto. Era un aspirante a pintor que acudió a trabajar a los estudios de Kitayama, donde quedó fascinado por el mundo del dibujo animado. Al marcharse su maestro de Tokio, Yamamoto decidió independizarse y formar sus propios estudios de animación.
  • CON SONIDO Y A COLOR

    Otro discípulo de los pioneros —en este caso de Sumikazu Kouchi— fue Noburō Ōfuji, que empezó la producción de dibujos animados gracias a la ayuda económica de su hermana mayor, Yae. Su primera película fue Bagudajo no tozoku —literalmente El ladrón del castillo de Baguda, 1926